Building Social Business: The New Kind of Capitalism that Serves Humanity's Most Pressing Needs


Los pobres están desconectados de los empleos lucrativos, el agua potable, la electricidad, las carreteras, el transporte, las calorías y los micronutrientes, la asistencia sanitaria, la educación, los servicios bancarios, las telecomunicaciones, Internet, la justicia, la seguridad. Su voluntad de trabajar sigue siendo el mayor recurso desperdiciado del planeta.
Conectar a los pobres con oportunidades puede ser una realidad autosostenible. Los trabajos más productivos les permitirán encontrar soluciones para los problemas que afrontan y les brindarán autonomía financiera. Además, estas soluciones implican trabajos que los pobres pueden hacer por sí solos. Por consiguiente, la prosperidad es un proceso autocatalítico: el trabajo genera una riqueza de la que luego pueden apropiarse los que trabajan.
En Building Social Business se presentan muchos ejemplos de ideas sobre negocios para superar la pobreza, realzando el valor de la voluntad de los pobres para trabajar y formulando soluciones eficaces y autosostenidas para sus problemas más apremiantes. (El autor es el fundador de Grameen Bank, una de las más antiguas organizaciones de microfinanciamiento, que desde fines de los años setenta brinda pequeños préstamos a empresarios de algunas de las zonas más pobres de su Bangladesh natal. Sus actividades financieras ahora se han extendido a todo el mundo). En esta publicación, la más reciente, Yunus muestra cómo solucionar la desnutrición escondiendo micronutrientes cruciales en un yogur agradable (Grameen Danone); cómo los pobres del medio rural pueden combatir las infecciones de tiña con zapatos asequibles (Grameen Adidas); cómo brindar atención sanitaria mediante cuotas prepagas o cirugía de cataratas a quienes están perdiendo la vista (Grameen Health Care).
Este libro no solo es inspirador, sino que procura crear y diferenciar un nuevo movimiento social basado en una modalidad empresarial autosostenible de resolver los problemas de los pobres, que se distingue claramente de la beneficencia o de la responsabilidad social del sector corporativo, la cual no es autosostenible. Pero también quiere distinguirlo del capitalismo común y corriente, como se expresa en el subtítulo. Esto no se limita a establecer empresas que aborden los problemas de los pobres, sino a crear "empresas sociales", en las que "todo es para beneficiar al resto. Se basa en la faceta desinteresada de la naturaleza humana".
Yunus distingue cuidadosamente su nuevo tipo de capitalismo, y su enemigo es el objetivo de lucro, que, según él, tarde o temprano será un obstáculo para ayudar a los pobres y que debería erradicarse. Al igual que un fumador que quiere dejar el vicio debe evitar siquiera una pitada, o un musulmán debe privarse de todo tentempié durante Ramadán, las empresas deben darle la espalda a la ganancia. "Al apartarse totalmente de la búsqueda del lucro el empresario que realmente quiere comprometerse con el cambio social marca una diferencia de gran importancia".
Yunus afirma que ha inventado una nueva forma de organización social en la esfera de las empresas sin fines de lucro orientadas a resolver los problemas de los pobres. Se esfuerza en distinguirla del capitalismo orientado al lucro, las cooperativas, el socialismo, el gobierno, la beneficencia, el comunismo, o la responsabilidad social del sector empresarial. Reclama los derechos de propiedad intelectual sobre el microcrédito, aunque Acción Internacional empezó a operar más de diez años antes que el Grameen Bank. Con una combinación inteligente de donaciones y objetivos de lucro, Acción creó organizaciones tales como Compartamos, MiBanco y BancoSol, que han crecido con mucho más dinamismo que Grameen Bank, precisamente porque, a diferencia de Yunus, no insistieron en el préstamos a grupos ni se opusieron a las ganancias.
La modalidad no orientada al lucro, de hecho, capta la buena voluntad. Grameen se ha asociado con empresas importantes como Danone (por el yogur) y Adidas (por los zapatos), lo cual fue positivo para sus marcas comerciales. Sin embargo, tal como están las cosas, estas empresas se limitan a programas pintorescos administrados por sus departamentos de responsabilidad social. Nuevos mercados de miles de millones de dólares serían trasnformativos para los pobres. El hecho de evitar el objetivo de lucro limita el verdadero crecimiento de estas soluciones, y si se dejan escapar donaciones se limita el subsidio de las actividades que no pueden ser organizadas en un modo sostenible.
Los lectores probablemente logren inspirarse, pero deberían tomar con cierta cautela el movimiento social que el autor está tratando de crear y diferenciar.
Esta reseña fue originalmente publicada en la Revista Finance and Development del IMF (June 2010, Volume 47, Number 2) http://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/2010/06/books.htm