Mucho trabajo y poca paga: por qué es necesario prestarle mayor atención a la fuerza laboral para la primera infancia

Keyword: 
Labor
Topic: 
Labor

Este post apareció originalmente en el blog Primeros Pasos – Blog del BID sobre Primera Infancia, el 12 de Julio del 2017.

Lucía camina 30 minutos para llegar a un hogar en una comunidad rural de Perú donde es bien recibida por una madre y su hijo. Pregunta cómo van las cosas e indaga en la rutina diaria de la madre —cómo alimenta, baña y lava las manos de su hijo— proporcionándole orientación y retroalimentación cada cierto tiempo. Lo que sigue es el tiempo de juego y ella saca un juguete para la madre y el niño. Mientras el niño lo examina, ella alienta a la madre a conversar con él y preguntarle sobre lo que está haciendo. Luego, cantan juntos una canción o cuentan un cuento. Cuando termina la hora, Lucía se despide de la familia y camina hacia el siguiente hogar.

Ella es uno de los 9.000 trabajadores comunitarios voluntarios, en su mayoría mujeres, que prestan el servicio de visitas domiciliarias de Cuna Más en los distritos rurales más pobres de Perú. Cuna Más, un programa público de desarrollo infantil temprano (DIT) en esta nación sudamericana, maneja centros de cuidado infantil en áreas urbanas y ofrece un servicio de visitas al hogar en comunidades rurales como esta.

Lucía y sus colegas han sido designados por sus comunidades para trabajar con las familias en el fortalecimiento de prácticas de crianza y apoyar el desarrollo integral (cognitivo, del lenguaje, físico y socioemocional) de niños menores de 3 años. A cambio de realizar trabajo voluntario alrededor de 10 horas por semana, las facilitadoras reciben un estipendio mensual de aproximadamente US$ 115 (poco menos de la mitad del salario mínimo mensual que percibe un empleado a tiempo completo).

Los trabajadores del desarrollo infantil temprano son indispensables, pero enfrentan varios desafíos

Sabemos que los niños que tienen acceso a programas de primera infancia de alta calidad llevan vidas más saludables y más productivas. En efecto, las intervenciones que se realizan durante los primeros años están entre las estrategias de mayor impacto y costo-efectivas destinadas a reducir las desigualdades, particularmente entre los niños que viven en la pobreza. Los trabajadores que realizan visitas al hogar, conjuntamente con los cuidadores, maestros de preescolar, trabajadores comunitarios de la salud, enfermeras y muchos otros, están en la primera línea de esos programas de DIT y deben enfrentar muchos desafíos a medida que los programas buscan llegar a más niños y mejorar la calidad de sus servicios.

Una mirada más profunda a Cuna Más —un programa que interesa crecientemente a otros países de ingresos bajos y medios debido a que ha logrado llegar a miles de las familias más pobres y ha demostrado tener efectos promisorios en el desarrollo infantil— revela algunos de los principales desafíos y éxitos que esta fuerza de trabajo experimenta en su labor cotidiana.

Por ejemplo, el programa ha enfrentado dificultades para reclutar y retener a miembros calificados de la fuerza de trabajo, lo que representa una amenaza para sostener la calidad del programa y expandirlo hacia todas las familias vulnerables.

Lo que los trabajadores del DIT tienen que decir

Hablando directamente con las facilitadoras de Cuna Más, responsables de las visitas domiciliarias, para un estudio reciente, descubrimos que aman su trabajo y sienten que su rol marca una diferencia en la vida de los niños y las familias en sus comunidades. Se muestran ávidas de aprender y valoran trabajar estrechamente con sus supervisores, que continuamente las alientan y apoyan.

Pero trabajan el doble de horas a las que se han comprometido (pese a su estatus de voluntarias), ganan apenas dos tercios de lo que perciben sus pares en preescolares no formales y tienen poco espacio para su crecimiento profesional. Mucha de su frustración cotidiana tiene que ver con una escasez crónica de materiales (rompecabezas, libros ilustrados, muñecas y otros juguetes). Así, los propios recursos supuestamente destinados a alentar su trabajo se convierten en una fuente adicional de estrés.

“Damos todo de nosotros para poder ser parte del programa, dedicarnos a los niños pequeños… pero el estipendio que nos dan es muy pequeño”. – Trabajadora de Cuna Más

Los programas y políticas de DIT deben hacer más por su fuerza laboral

Sentirse sobrecargados de trabajo y mal pagados no es en absoluto una realidad exclusiva de Cuna Más, de Perú o de los programas de DIT. Sin embargo, continuamos ignorando y minimizando los desafíos que enfrenta la fuerza laboral para la primera infancia, cuando en realidad constituyen nuestro principal cuello de botella y nuestra mayor oportunidad de mejorar las vidas de los niños pequeños y de las familias. ¿Cuánto sabemos, como comunidad global, acerca de lo que estos trabajadores experimentan cada día y qué necesitan ellos para sentirse más motivados y eficaces en su trabajo?

Hemos recorrido un largo camino en materia de probar que las políticas y programas para la primera infancia pueden conducir a beneficios de largo plazo en salud, educación y otras prestaciones sociales. Pero a menudo nos quedamos cortos en nuestros intentos por comprender y apoyar precisamente a las personas que son clave en la prestación de servicios a los niños y las familias.

Ya sea que se trate de diseñar una política para ampliar el acceso al preescolar, de evaluar el impacto de un programa de cuidado infantil o de lanzar una campaña para alentar a los padres para que les lean a sus hijos, no veremos el progreso al que aspiramos mientras no coloquemos a la fuerza laboral en primer lugar. Eso es precisamente lo que la Early Childhood Workforce Initiative (ECWI), liderada por Results for Development (R4D) y la International Step by Step Association (ISSA), se propone hacer ofreciendo a los responsables nacionales de la toma de decisiones los recursos que necesitan para construir, apoyar y desarrollar una sólida fuerza de trabajo en el área de la primera infancia.

Share this